… y me educaron entre los pétalos de una rosa. Sedosa perfumada, fingida. Cuando comenzó a deslucirse, el líquido con que la empapaban, dio inicio a mi propia muerte. Mis restos, descansan en su origen.
Esta entrada fue publicada el 7 agosto 2010 en 12:10 am y publicado el arañas, rosas. Puedes seguir las respuestas a esta entrada a través de este feed RSS 2.0 .
16/08/10 at 12:57 pm
No es mal sitio para nacer, envuelto en la suavidad del terciopelo y lejos de las espinas.
Un beso.
18/08/10 at 10:00 pm
Tawa ya creo que es un sitio bello, pero a tener cuidado de los cuidados que pretendan prodigarle a la rosa.
Beso